Aprende a usar la temperatura del agua para mejorar tu cuerpo
¿Qué es mejor en la ducha, el agua caliente o el agua fría? Quizá hayas leído aquí que una ducha o un baño en agua fría tiene efectos beneficiosos para la salud. Sin embargo, también te llegarán noticias que una ducha caliente puede mejorar tu circulación. Los japoneses toman un baño muy caliente antes de irse a la cama. Si alguna vez has visitado un balneario o spa, la mayor parte del tiempo estás sumergido en agua caliente, y es probable que hasta seas de esas personas que hacen trampas y se saltan la ducha o la inmersión en agua helada después de la sauna (tsk, tsk).
Nuestro cuerpo es un sistema complejo programado para responder a los cambios de temperatura de diferente forma. Precisamente, el problema parece ser que en la actualidad no nos sometemos a demasiados cambios, ya que estamos a una temperatura casi constante todo el año, con calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. Si quieres saber cómo usar el agua fría y el agua caliente para mejorar tu organismo, aquí tienes algunas pistas:
Motivos para darse una ducha fría
En una revisión de experimentos en los cuales se exponía a los participantes al agua a distintas temperaturas se pudieron registrar efectos muy interesantes. Con el agua a 14° se empezó a registrar una bajada de la temperatura en el interior del cuerpo (medida, ejem, en el recto) y un aumento del metabolismo basal del 350%. La noradrenalina y la dopamina también se dispararon, como si tu cuerpo se preparara para atacar o huir. Todo esto indica que se activa el sistema nervioso simpático, por eso las duchas de agua fría son tan efectivas para despertarnos por la mañana y aumentar nuestra atención y capacidad de concentración.
Los efectos en las personas que nadan en aguas frías durante el invierno también son interesantes: menos tensión, menor fatiga, mejor memoria, mejor estado de ánimo, y alivio del dolor en quienes sufrían reuma o fibromialgia. También se ha comprobado que la exposición al frío, y en concreto las duchas frías, activa tu sistema inmunitario y te protegen de las enfermedades, especialmente en invierno cuando somos más vulnerables, además de ayudarte a perder grasa.
Pero cuidado, por este mismo motivo no es una buena idea tomar duchas frías antes de irse a la cama. Conseguirás activar tu organismo, estar más despierto, y no podrás pegar ojo.
Motivos para una ducha caliente
Si la exposición a el agua fría te activa, el agua caliente tiene el efecto contrario: es relajante. Además, otro beneficio interesante a la hora de conciliar el sueño explica porque los japoneses se dan ese baño de agua hirviendo por la noche. Cuando sometemos a nuestro cuerpo a un entorno cálido, la sangre se envía a las extremidades y la superficie de la piel, donde es más fácil que se enfríe a través del sudor. Esta reacción hace que baje la temperatura en el interior del cuerpo, y precisamente la bajada de la temperatura interna es una de las señales necesarias para que tu organismo pueda conciliar el sueño. Puedes verlo en esta gráfica:
Además las duchas de agua caliente reducen la presión arterial y la tensión en los músculos, abren los poros de la piel y hacen más fácil limpiarla de impurezas.
Las dos cosas: frío y calor
Los baños de contraste en los que se alterna el agua caliente y el agua fría no son nada nuevo. Ya en el siglo I los habitantes de los países nórdicos actuales tenían saunas y, después de sudar, hacían un agujero en el hielo y se daban un chapuzón en agua helada, costumbre que persiste hoy en día. En el otro lado del mundo, y por mucho que a los japoneses les gusten sus bañeras de agua muy caliente, un ritual sintoísta llamado Misogi consiste en meterse bajo una cascada de agua muy fría.
La hidroterapia de contraste se ha usado con éxito para recuperarse después del ejercicio. En esta técnica se alterna agua caliente cerca de los 40° durante un minuto con agua fría a 15° durante otro minuto, repitiendo entre seis y 18 veces. Aunque alivia la inflamación, acelera la recuperación y reduce el dolor de las lesiones, no se ha podido demostrar que mejore el rendimiento, pero tampoco se puede pedir todo.
¿Quieres tener lo mejor de los dos mundos? Prueba con la ducha James Bond. En las novelas originales el agente 007 tomaba una “ducha escocesa” por las mañanas, empezando con agua caliente y terminando con agua fría durante unos minutos.