Un año más, el mundo se llena de conocidos, revistas e incluso programas de televisión que ofrecen recetas para limpiezas post navideñas con zumos, batidos y sopas. ¡No lo hagas!
El jarabe de arce disuelto en agua. La sopa de cebolla. Zumos verdes. Fruta. Ensalada. Caldo. Así una semana, porque tu hígado está lleno de toxinas, después de tanto turrón y tanto vino. Así que claro, hay que hacer una limpieza y básicamente matarte de hambre durante una semana o diez días. En el peor de los casos, te ofrecerán dejarte el colon reluciente con una lavativa de arcilla o de café. Después te encontrarás mucho mejor, o no, porque los principios de estas dietas y métodos «detox» son completamente falsos.
La idea de que puedes lavar con un exceso de líquidos tus excesos con la comida y el alcohol es demasiado bonita para ser verdad, porque no lo es. Tu cuerpo no es un coche lleno de barro después del Paris-Dakar y no se limpia de un manguerazo, Estos son los motivos por los que debes desconfiar y huir de todo lo que tenga detox en el nombre:
- Las sustancias tóxicas están por todas partes, es cierto. Arsénico, plomo, mercurio, benzopirenos, DDT, y la lista sigue y sigue. Pero un cuerpo sano tiene un sistema específicamente diseñado para que ninguna sustancia tóxica se quede en el cuerpo: hígado, riñones, piel e incluso los pulmones. Todos esos órganos te están librando de tus toxinas mientras lees esto, muy eficientemente, y no hay ninguna receta para que te desintoxiquen mejor de lo que lo hacen.
- Las toxinas no se acumulan en el hígado. Tu hígado no es un filtro ni un colador, es una máquina metabólica que convierte unas moléculas en otras. Por ejemplo, convierte una toxina como el alcohol (etanol) en Acetil-CoA, una molécula inofensiva que se puede usar como energía o para la síntesis de otras moléculas.
- El único momento en el que tu cuerpo puede tener niveles peligrosos de toxinas es cuando los niveles son tan altos que los sistemas de excreción no dan abasto. En el ejemplo anterior, un paso intermedio de la oxidación del alcohol es el tóxico acetaldehido, que se queda temporalmente en el hígado y puede causarle daños. Por eso los alcohólicos tienen el hígado destrozado, no por las toxinas, porque el ritmo de entrada de alcohol es mayor que el de salida.
- Si hubiera toxinas en tu cuerpo, lo primero es saber de qué toxinas estamos hablando. Sin embargo, en un estudio de 2009 en el que se preguntó a 15 compañías que vendían productos detox, desde zumos a champús, primero, cuáles eran los tóxicos, y segundo, si era posible probar que sus productos hicieran descender los niveles a través de análisis. Ninguna empresa pudo responder a ninguna de las dos preguntas.
- Sí, si no comes otra cosa que zumos o sopas durante una semana perderás peso, pero eso no tiene nada que ver con las toxinas, sino con que te estás matando de hambre. Cuando pase la semana y vuelvas a comer, todo el peso volverá, y por el camino te habrás dejado una buena cantidad de músculo que necesitas para mantener tu metabolismo sano. Por eso tu dieta no funciona.
- No, no hay ningún trozo de manzana pudriéndose en tu colon desde hace dos años. El colon no acumula nada, es una tubería, y a no ser que sufras estreñimiento, se limpia solo cada vez que te sientas en el trono de porcelana. Si el colon acumulase algo, lo encontrarían en las disecciones de los cadáveres. Habla con cualquier médico y pregúntale si ha encontrado algo alguna vez, te dirá que no.
En resumen: tu cuerpo ya se ha desintoxicado desde el día en que se te pasó la última resaca. Lo que te queda es un par de kilos de grasa y acumulación de líquidos como regalo de Navidad, y eso no se soluciona con una semana de hambre. Una limpieza solo te dejará con menos energías, menos masa muscular, un metabolismo más bajo y bastante mal aliento.
Empieza ahora a poner tu cuerpo a punto. Lo primero es tomar menos alcohol y eliminar el azúcar de tu dieta. ¿Quieres saber más? Conoce la nueva Operación Transformer y el libro de Operación Transformer.