No dar nada por sentado, en tres simples pasos


Las cosas que crees y no te cuestionas son las que te hacen fracasar.

El sastre Franz Reitchel pensó que podría volar con unas alas de tela y en 1912 saltó de la torre Eiffel. Dejó un agujero de medio metro de profundidad en el suelo. Pero este pobre hombre solo llevó al extremo algo que hacemos todos: dar por sentado cosas que no son reales.
¿Recuerdas el colegio? Echabas un vistazo al libro de matemáticas y pensabas “esto es fácil, no tengo ni que mirarlo”. Llegaba el día del examen y sacabas un cero redondo. A la hora de comparar las cosas que creías que sabías con las que de verdad sabías, la realidad te daba una patada en el trasero.
Los humanos somo muy malos haciendo estimaciones. Muchas personas que empiezan a medir su comida se dan cuenta de que en realidad comen el doble de azúcar de la que pensaban. Se dan de alta en el gimnasio pensando que podrán ir tres días por semana y van tres días al mes. Gastan más dinero del que tienen. Dan por supuesto que otros solucionarán sus problemas.  Si esto lo extendemos a los gobiernos de los países, la crisis es fácil de explicar.
Si quieres conseguir tus objetivos, tu punto de partida tiene que ser la realidad, no tus ilusiones ni falsas premisas. El único remedio es hacer un repaso de las cosas que das por sentadas, una a una. No te creas nada, y menos de ti mismo:

1. Cuestiona tus suposiciones

Un ejemplo: “Necesito 500 € para inscribirme en un gimnasio, correr en una cinta y perder 10 kilos en tres meses”. Piensa en todas las cosas que das por sentadas y escríbelas en una lista:

Cada una de estas suposiciones admite una contestación, y algunas pueden estar equivocadas. Todos podemos equivocarnos.

2. Cuestiona tus tiempos

Imagina que quieres escribir un libro para presentarte a un concurso. Quedan tres meses, así que calculas que puedes dedicarle media hora al día, a un ritmo de tres páginas al día. El primer día escribes una sola página en dos horas, y abandonas.
Si quieres calcular cuánto tiempo necesitas para hacer algo, ¡hazlo con un cronómetro en la mano! El resto de las estimaciones suelen fallar. Escribo un blog, sé de lo que hablo.

3. Cuestiona las causas y los efectos

En la Edad Media se creía que las enfermedades dependían de los fluidos del cuerpo, así que sacaban sangre a los enfermos con sanguijuelas. Millones de muertos después tenemos el método científico, que no consiste en creer, sino en comprobar.

  • ¿Crees que la leche te produce gases? Elimínala de tu dieta y comprueba si se pasan los síntomas.
  • ¿Piensas que no mejoras con el deporte? Primero mide tu grasa corporal, después actúa.
  • ¿Crees que esa chica saldrá contigo si te compras un coche nuevo? Conócela antes mejor. Averigua qué es lo que le gusta, puede que no sean los coches.
  • ¿Te duelen las rodillas al correr? Cambia de zapatillas, o visita a un fisioterapeuta para que compruebe tu postura.

Nunca hemos tenido tan fácil conseguir información. Mídete. Aprovecha que existe Google y comprueba si lo que crees es la verdad, o te lo crees porque sí. Exige pruebas.