La inflamación está detrás de las principales enfermedades modernas: obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, pero sorprendentemente, la forma de regular la inflamación es pasarlo mal de vez en cuando
¿Cuál es la última vez que pasaste frío, hambre o agotamiento? Si vives en una sociedad avanzada, seguro que esto no te ocurre casi nunca. Comemos tres veces al día todos los días, estamos constantemente a una temperatura primaveral, todo lo que tocamos está limpio. No necesitamos correr detrás de un animal para conseguir la cena, y en su lugar pasamos el día sentados comiendo pizza.
Es lógico que los sistemas que tu organismo ha desarrollado a lo largo de milenios para enfrentarse al peligro y los elementos estén oxidándose en el sótano. Las consecuencias de esta falta de desafíos a nuestra resistencia es que, por un lado, nos volvemos más débiles, y por otro el sistema inmunitario reacciona exageradamente ante cualquier estímulo inofensivo, aumentando la inflamación.
Por el contrario, el estrés breve y controlado enseña a nuestro organismo a regular su respuesta inflamatoria. Pasarlo mal de vez en cuando puede ayudarte a estar mucho mejor.
Esto se ha podido comprobar en varios experimentos con estrés controlado. ¿Cuáles son las principales fuentes de estrés controlado?
En toxicología lo habitual es que cuanto más alta es la dosis mayor es el efecto: una copa de vino te emborracha menos que cinco copas de whiskey. No obstante, a veces una dosis baja también tiene un gran efecto, con lo que la curva toma una forma de U.
Sabemos que la exposición a la radiación hace aumentar los casos de cáncer. Por accidente, en Taiwan se utilizó acero radiactivo en la construcción de edificios, exponiendo a millones de personas a una dosis baja de radiación. Según los cálculos basados en un efecto lineal, entre las personas estudiadas deberían haberse registrado 302 casos de cáncer, 232 por la radiación natural, y 70 más debidos al acero. En su lugar, solo hubo 7 casos en total. La radiactividad en dosis bajas había “vacunado” a las personas contra el cáncer.
Este mismo principio se aplica al ejercicio, y explica por qué es beneficioso, especialmente cuando es intenso. La contracción de los músculos produce enormes cantidades de oxidación. Sin embargo, se ha podido comprobar que los niveles de radicales libres, sustancias oxidantes, bajan casi inmediatamente. Los niveles de oxidación producidos estimula la acción de los antioxidantes del organismo.
Si por el contrario intentamos controlar la oxidación con altas dosis de vitamina C, esto anula el efecto beneficioso del deporte.
Necesitamos es estrés y la oxidación para no oxidarnos.
REFERENCIAS
Radiation Hormesis and the Linear-No-Threshold Assumption (Hormesis en la radiación y la suposición lineal sin umbral)
Se explica cómo la radiación de dosis bajas puede de hecho disminuir la mortalidad por todas las causas y por todos los cánceres y ayudar a controlar el cáncer metastásico. También se llama la atención sobre los sesgos en la investigación epidemiológica cuando se utiliza el supuesto de umbral lineal sin umbral.
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