Tu cuerpo ya sabe cómo quemar grasa, pero tú se lo impides
Una de las preguntas más buscadas en Internet es ¿cómo perder grasa? Mucha gente quiere saber qué hacer para quemar esas lorzas que se pegan a su barriga o sus caderas, y muchos otros ganan dinero con la promesa de fulminar, incinerar, derretir, o desintegrar tu grasa.
¿Sabes qué tienes que hacer para quemar grasa?
Nada.
Resulta que la grasa es el combustible preferido de tu cuerpo. En ayunas, y con una actividad baja o moderada, tus células de grasa están felices liberando sus depósitos, alimentando tu cuerpo con grasa.
Estupendo, piensas. Solo tengo que quedarme en la cama y quemaré grasa sin parar.
Buen intento, pero se te olvida la parte de “en ayunas”. Porque cada vez que comes carbohidratos, tu cuerpo deja automáticamente de quemar grasa.
MIENTRAS HAYA EXCESO
DE AZÚCAR EN TU SANGRE NO PODRÁS QUEMAR GRASA
Imagina que te estás comiendo un pastel, que es una mezcla de grasa, azúcar y harina (almidón). El azúcar y el almidón se digieren rápidamente y pasan a tu sangre como glucosa. Tu cuerpo reacciona con igual rapidez segregando la hormona insulina.
La insulina tiene como principal función eliminar la glucosa de la sangre, porque en exceso es tóxica. ¿Cómo se hace eso? Pues obligando a las células de tu cuerpo a absorber la glucosa para usarla como combustible.
Al mismo tiempo, en cuanto sube ligeramente la insulina, tus células adiposas dejan de liberar grasa.
Así reacciona nuestro cuerpo al azúcar: se pone en modo ahorro. Las células adiposas no solo dejan de quemar grasa, sino que empiezan a almacenar la que hay en la sangre (la del pastel) y se ponen a engordar.
TU CUERPO SE PONE EN MODO AHORRO CON EL AZÚCAR Y DEJA DE QUEMAR GRASA
Desde el punto de vista de la supervivencia, esto tiene mucho sentido. Es difícil encontrar azúcar en la naturaleza. Para nuestros antepasados, conseguir un poco de miel era una fiesta: energía fácil que podían almacenar en la barriga para cuando la necesitaran.
Hoy en día, el azúcar está por todas partes. Piensa cuántas veces al día comes cosas que contienen azúcar o harina. Durante las horas siguientes a esa comida rica en carbohidratos, tu cuerpo está almacenando grasa.
Si quieres quemar grasa, hay una solución sencilla: crear un déficit de azúcar. Pero primero te tendrás que bajar de la montaña rusa.