Crees que tienes tu vitamina D bajo control, pero sigues sin recuperarte. ¿Y si lo que te falta es magnesio?
Uno de los problemas dietéticos más extendidos en todo el mundo es la deficiencia de vitamina D. Sin embargo uno de los últimos estudios ha podido comprobar que hay otro elemento implicado en esta carencia: el magnesio. La deficiencia de vitamina D está asociada a una multitud de problemas de salud, desde el dolor crónico hasta la diabetes pasando por las enfermedades cardiovasculares, el Alzheimer y la osteoporosis.
El hombre moderno pasar relativamente poco tiempo al sol, y se ha podido comprobar que la deficiencia de vitamina D es independiente de la latitud en la que se viva. Incluso en España, donde hay más horas de sol, tenemos la misma deficiencia que en los países nórdicos. Por otro lado los suplementos por sí solos no corrigen las deficiencias ni sus síntomas.
Los síntomas de la deficiencia de magnesio son sutiles a no ser que llegues a niveles muy bajos. Puedes notar fatiga, calambres, arritmias y dolor o lesiones en los huesos y articulaciones. Van de la mano con los síntomas de la falta de vitamina D, que también incluyen debilidad, fatiga y dolores en las articulaciones.
Además de tomar vitamina D en la dieta incluyendo alimentos como huevo, pescados grasos y frutos secos, y de ponerte al sol, hay un factor clave en la absorción y síntesis de esta vitamina: el magnesio. El estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition indica que al suplementar con magnesio se corregía en muchos casos la deficiencia de vitamina D, ya que si hay deficiencia de magnesio, el organismo no puede sintetizar suficiente vitamina D a partir de la luz del sol.
¿Y dónde conseguir magnesio? Estos son algunos de los superalimentos de todos los días que te aportarán todo el que necesitas:
- Verduras de hoja verde oscura como las espinacas
- Frutos secos
- Legumbres
- Pescados grasos como salmón o caballa
- Almejas, mejillones y otros bivalvos