Antes de empezar, no es el propósito de este artículo minimizar los problemas a los que se enfrentan las personas con sobrepeso en todo el mundo. El sobrepeso y la obesidad son trastornos metabólicos, que no pueden atribuirse a un fallo del carácter, a un simple problema de fuerza de voluntad. Discriminar en forma alguna a las personas que lo sufren es horrible, tanto como discriminar a alguien social o profesionalmente porque se rompa una pierna o sufra una alergia.
Dicho esto, a menudo se utiliza como argumento en contra de la gordofobia el que el sobrepeso y la obesidad no afectan necesariamente a la salud. Y es cierto que hay un porcentaje elevado de personas con sobrepeso que están sanas porque no muestran ninguno de los síntomas asociados a la diabetes o la enfermedad cardiovascular. También hay personas delgadas que sí sufren estas enfermedades. Pero esto no quiere decir que el sobrepeso y la obesidad estén libre de riesgos, especialmente a medio y largo plazo.
El problema es la medida del sobrepeso y la obesidad. El problema es la báscula.
En la mayoría de los estudios epidemiológicos de las personas con sobrepeso se utiliza una medida de brocha gorda (sin ánimo de hacer un chiste) llamada IMC (Índice de Masa Corporal, o BMI en inglés). Resulta de dividir el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado. Si el número resultante es mayor de 25, se considera que hay sobrepeso. Más de 30, obesidad. Eso convierte al autor de este artículo, con 26, en oficialmente gordo.
Más en Tu mejor yo: Hay que tirar la báscula a la basura
A primera vista, el aumento en el IMC está directamente relacionado en multitud de estudios con un aumento en el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes. Sin embargo, un estudio reciente encontró que 34,4 millones de estadounidenses con sobrepeso y otros 19,8 millones de obesos, estaban en realidad sanos según sus indicadores cardiometabólicos: presión arterial normal, glucemia normal, colesterol normal. Eso es una tercera parte de los 160 millones de estadounidenses que pasan del mágico número 25.
En un estudio con más de 100.000 personas en Dinamarca que se extendió durante más de 40 años, se pudo comprobar que la menor mortalidad correspondía en realidad a un IMC de 27,3, ligeramente elevado. Otro metaanálisis de más de 7.000 estudios concluyó que aunque la obesidad grave aumentaba la mortalidad, el simple sobrepeso en realidad la hacía descender.
Aquí es donde hay que ser más fino con las medidas. El doctor Frank Hu, un famoso endocrinólogo de Harvard, publicó en de Lancet una lista de las otras cosas que había que tener en cuenta:
Si cumples con estos requisitos, y tienes sobrepeso (no obesidad) puedes tirar el IMC al cubo de la basura, y tu báscula con él. El problema real va más allá de los kilos.
El porcentaje de personas con obesidad y la cintura fina es bastante reducido, y es aquí, en la parte media del cuerpo, donde se manifiesta un mayor riesgo de enfermedades. La grasa abdominal, que se acumula alrededor de los órganos internos, es un factor de riesgo cardiometabólico mayor que el peso en kilos, sobre todo si se aúna a otros factores como los triglicéridos elevados. De ahí que los centímetros estén en primer lugar en la lista de Hu.
Por desgracia, el consejo general de “comer menos” puede estar haciendo mucho más daño que bien. En numerosos estudios controlados se ha comprobado que las dietas restrictivas hacen descender el metabolismo, es decir, la energía que el cuerpo consume en reposo. Incluso al reanudar la alimentación normal, el metabolismo permanece deprimido. Esto produce pérdida de masa muscular, menos capacidad para el ejercicio físico, mayor acumulación de grasa, todo ello en un círculo vicioso del que es difícil salir.
También influye la cantidad de tiempo que el cuerpo está cargando con esa grasa extra. En un estudio de este año se pudo comprobar que los hombres que se mantenían con sobrepeso durante más tiempo podían acortar su esperanza de vida hasta en seis años. Otro estudio en el Reino unido con 3,5 millones de personas durante más de 20 años comprobó que los “obesos sanos” que no presentan alteraciones metabólicas siguen teniendo un riesgo mayor de padecer enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular e insuficiencia cardíaca que las personas sanas con peso normal.
La buena noticia es que a la inversa, con las personas que ya muestran estos síntomas (hipertensión, diabetes, etc.) y tienen un alto riesgo, al reducir el peso se reduce la mortalidad al menos en un 16%. Si a esto se le añade el ejercicio físico de intervalos y fuerza, especialmente en los niños, el riesgo se reduce aún más.
En resumen, estar gordos no necesariamente implica estar enfermos, pero aumenta las posibilidades de estarlo. Nada justifica la discriminación y presión social contra las personas que padecen obesidad, y por desgracia las dietas restrictivas siguen siendo el remedio más común, a menudo autoadministrado, a pesar de haber demostrado su ineficacia. Pero no tiene sentido hacer bandera de un trastorno del metabolismo que puede afectar a la calidad de tu vida y hacerla más corta.
Association of All-Cause Mortality With Overweight and Obesity Using Standard Body Mass Index Categories
En relación con el peso normal, tanto la obesidad (todos los grados) como la obesidad de grados 2 y 3 se asociaron con una mortalidad por todas las causas significativamente más alta. La obesidad de grado 1 en general no se asoció con una mayor mortalidad, y el sobrepeso se asoció con una mortalidad por todas las causas significativamente menor.
Abdominal Obesity and the Metabolic Syndrome: Contribution to Global Cardiometabolic Risk
Por lo tanto, la obesidad visceral puede ser en parte un marcador de un estado dismetabólico y en parte una causa del síndrome metabólico. Aunque la circunferencia de la cintura es un mejor marcador de acumulación de grasa abdominal que el índice de masa corporal, una cintura elevada por sí sola no es suficiente para diagnosticar la obesidad visceral y hemos propuesto que una concentración elevada de triglicéridos en ayunas podría representar, cuando aumenta la circunferencia de la cintura, un simple marcador del exceso de grasa visceral / ectópica.
Association of Changes in Abdominal Fat Quantity and Quality With Incident Cardiovascular Disease Risk Factors
El aumento de la acumulación de la cantidad de grasa y la disminución de la atenuación de la grasa se asocian con el empeoramiento de factores de riesgo de ECV más allá de las asociaciones con adiposidad generalizada, adiposidad central o los respectivos volúmenes de tejido adiposo.
Change in Body Mass Index Associated With Lowest Mortality in Denmark, 1976-2013
Entre 3 cohortes danesas, el IMC asociado con la mortalidad más baja por todas las causas aumentó en 3.3 de las cohortes inscritas desde 1976-1978 hasta 2003-2013.
Effect of a high-protein, very-low-calorie diet on resting metabolism, thyroid hormones, and energy expenditure of obese middle-aged women.
Tras la realimentación gradual en alimentos sólidos, todos los parámetros metabólicos aumentaron significativamente dentro de las 5 semanas hacia los valores iniciales de la dieta, pero los valores de RMR (kcal / h) y T3 permanecieron significativamente por debajo de los valores previos al estudio.
Metabolic and behavioral compensations in response to caloric restriction: implications for the maintenance of weight loss.
Por primera vez mostramos que en condiciones de vida libre, la restricción calórica produce una adaptación metabólica y una adaptación conductual con niveles de actividad física disminuidos.
Association of Body Mass Index With Lifetime Risk of Cardiovascular Disease and Compression of Morbidity
En este estudio, la obesidad se asoció con una longevidad más corta y un riesgo significativamente mayor de morbilidad y mortalidad cardiovascular en comparación con el IMC normal. A pesar de una longevidad similar en comparación con el IMC normal, el sobrepeso se asoció con un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedad cardiovascular a una edad más temprana, lo que resulta en una mayor proporción de vida vivida con morbilidad cardiovascular.
Metabolically Healthy Obese and Incident Cardiovascular Disease Events Among 3.5 Million Men and Women.
Las personas con obesidad metabólicamente sana tenían un mayor riesgo de enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular e insuficiencia cardíaca que las personas metabólicamente sanas de peso normal. Incluso las personas que tienen un peso normal pueden tener anomalías metabólicas y riesgos similares para los eventos de enfermedad cardiovascular.
Effects of Different Weight Loss Approaches on CVD Risk.
La pérdida de peso reduce los eventos de ECV y la mortalidad total y una dieta alta en proteínas (18-25% de energía), baja en carbohidratos (<45% de energía) puede ser superior para mantener el peso y mejorar los factores de riesgo, pero no hay datos sobre la reducción de eventos .
Influence of physical fitness on cardio-metabolic risk factors in European children. The IDEFICS study
La mala condición física en los niños se asocia con el desarrollo de factores de riesgo cardio-metabólicos. Según nuestros resultados, este riesgo podría modificarse mejorando principalmente la aptitud cardiorrespiratoria y la fuerza muscular de las extremidades inferiores.
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