Si tienes miedo a hacer Crossfit porque piensas que te puedes lesionar, piénsalo dos veces: no es el deporte más peligroso.
El Crossfit está de moda. Una mezcla patentada de levantamientos olímpicos, como las cargadas o arrancadas, con ejercicios de peso corporal y carreras, todo ello organizado en forma de circuitos que, sea cual sea tu nivel, te exigen poner toda la carne en el asador. Los entrenamientos dejan a los participantes sudorosos, exhaustos, y en general felices. El Crossfit es adictivo, en buena parte por el ambiente de camaradería que genera.
Pero el Crossfit también tiene mala fama como un deporte muy lesivo, evocando imágenes de novatos que se lanzan a hacer ejercicios complicados con mucho peso, y terminan haciéndose polvo las lumbares o los hombros. Sin embargo, las estadísticas no están tan de acuerdo con esta percepción.
En un estudio de 2013 se compararon los resultados de 132 “crossfiteros”, y un total de 97, el 73,5%, habían sufrido algún tipo de lesión. Las lesiones más comunes eran de hombro, seguidas por las de espalda. Pero a pesar de todo, el índice de lesiones resultante es de 3,1 por cada 1.000 horas de entrenamiento, y eso no son demasiadas lesiones.
El número de lesiones por cada 1.000 horas de entrenamiento es la forma habitual de medir el riesgo en los deportes. El Crossfit queda por debajo del fútbol de aficionados, que llega a 7,6 lesiones por cada 1.00o horas, y es todavía más seguro que el running. Los corredores sufren hasta 12,1 lesiones por 1.000 horas de entrenamiento. Tanto la carrera como el fútbol registran muchas lesiones de rodilla y tobillo.
En definitiva, siempre que hacemos un esfuerzo, aunque sea subirnos a una silla, nos arriesgamos a sufrir una lesión. Sin embargo, las lesiones graves son mucho menos frecuentes, y los deportes, sean los que sean, nos preparan para poder hacer frente a nuestra vida, incluidas las lesiones, mucho mejor que estar todo el día en el sillón.