Las comidas y cenas de empresa son una ocasión para conocer mejor a los compañeros de trabajo, comer y beber en exceso, y sentirse horrible al día siguiente. Aprende a sobrevivir.
Se acercan las fiestas de Navidad, pero antes de enfrentarnos con la familia tendremos que lidiar con las comidas de empresa, que suelen ser la antesala de unas cuantas semanas de excesos. En estas ocasiones la presión social suele ser demasiado alta como para que nos preocupemos de vigilar nuestra dieta. Sin embargo, los excesos de este día se pueden convertir en una terrible resaca y una indigestión aún peor, eso si no terminas haciendo alguna tontería después de las copas.
No se trata de ser el monje templario de la mesa, sino de minimizar los daños. El objetivo es disfrutar de la comida, incluyendo algo de alcohol y un postre, y poder abrir los ojos a la mañana siguiente sin dolor. Los siguientes trucos te ayudarán a controlar mejor lo que comes y bebes, casi sin darte cuenta.
Desayuna huevos
Sobrevivir a este día es algo que tienes que planificar desde por la mañana. Empieza por comer un buen desayuno con proteínas y grasa, como por ejemplo unos huevos revueltos con una tostada de pan con aguacate. De este modo te aseguras que no llegarás muerto de hambre a la comida o la cena.
Empieza con agua
Mientras los demás empiezan a pedir cervezas, y a atacar los aperitivos, aprovecha el momento para hidratarte. Tu cerebro confunde muchas veces la sed con el hambre, Así que bebiendo uno o dos vasos de agua, o aún mejor, agua con gas con una rodaja de limón. La acidez estimula la salivación y mejora la digestión. También hace más fácil beber más cantidad de agua sin aburrirte.
Aléjate del cesto del pan
En muchos restaurantes, antes de que llegue el resto de la comida tendrás un cesto de pan delante de ti. Esta es una de las pruebas más duras, porque debes evitar ponerte a pellizcar pan. Piensa que los carbohidratos que te ahorres si abandonas el pan los podrás emplear para comerte un postre, esto te servirá de motivación.
Aperitivos solo con proteínas
En la aperitivo es una de las partes más peligrosas de la comida, ya que en general son una combinación de almidón y grasa. Elige bien: deja en la mesa los cacahuetes, aceitunas, patatas fritas o pan. Limítate a lo que tenga proteínas: embutidos, boquerones o queso, y de nuevo sin pan.
Vino y agua: uno más uno
Si estás socializando en la mesa, o preocupado por hacerte el simpático y conseguir ese ascenso, es fácil que dejes de controlar lo que bebes. Una buena forma de hacerlo es contar. Por cada copa de vino que bebas, bebe un vaso de agua. En el mejor de los casos, el agua te mantendrá hidratado y evitará posteriores resacas. En cualquier caso habrás bebido la mitad.
Vino: uno, dos tres
Seguimos contando. Cada vez que te sirvas o te sirvan vino, cuenta hasta tres. De esta forma tendrás una copa de aproximadamente 125 ml, que son unas 100 kcal. Con una copa llena, de 250 ml, tendrías el doble de calorías y el doble de alcohol.
Guarniciones: pequeñas o con fibra
Si a tu entrecote lo acompaña una montaña de patatas fritas, Estarás añadiendo un buen montón de carbohidratos, grasa y calorías a tu comida. Si es posible, elige las verduras a la parrilla, espárragos a la plancha o ensalada. Las calorías se dividen por cinco y la fibra te ayuda a mantenerte saciado. Si solo tienes patatas, piensa en dejarte la mayor parte en el plato, de nuevo, a cambio del postre.
Haz hueco para el postre
Ya hemos decidido que hoy vamos a comer postre, así que deja que esta idea te motive para dejar algunas de las cosas más peligrosas en el plato. Además del pan, procura abandonar (o no pedir) salsas pesadas. Tampoco hace falta que termines todo el filete o el pescado, ya no estás en el colegio.
Comparte el postre
Con esto está todo dicho. Además de ahorrarte muchas calorías y un disgusto al día siguiente, podrás intimar con otro de los comensales.
Licores: vuélvete un clásico
El problema del alcohol no son las calorías. Mientras tu hígado está ocupado metabolizando alcohol, no se puede dedicar a nada más, en concreto, toda esa grasa que has comido. Como tu insulina también está alta, porque has comido bastante azúcar, tienes una tormenta perfecta de almacenamiento de grasa, indigestión intoxicación. Pero el alcohol es también un lubricante social, así que bebe con inteligencia: Aprovecha para pedir licores de alta calidad, y no los mezcles. Si te tomas una copa de coñac muy caro (paga la empresa) saboreándolo poco a poco, habrás bebido menos alcohol que si bebes tres gintonics.
¿Es ya demasiado tarde?
Si la cena ya ha pasado y no has hecho nada de lo anterior, tienes una resaca, y con mala suerte, una diarrea fenomenal, el consejo principal es BEBE AGUA. Mientras estás bebiendo agua, lee estos consejos para gestionar tu resaca.