Si no pones setas en tu dieta no sabes lo que te estás perdiendo.
Todavía es temporada, así que aprovecho para comer todas las setas que puedo, especialmente silvestres. Senderuelas, rebozuelo, níscalo, trompetas de la muerte, setas de cardo, deliciosos boletus y colmenillas (si alcanza el bolsillo) y, en caso contrario, setas cultivadas de cardo, portobello y los socorridos champiñones. Las setas pueden tener un nombre diferente en tu región, pero todas tienen en común ser un deleite para el paladar y un cóctel de nutrientes para tu cuerpo.
Desde el punto de vista de los macronutrientes las setas no parecen gran cosa. En 100 gramos de setas tienes 3 gramos de proteínas, 3 de carbohidratos y casi nada de grasa. No son muchas calorías, pero si estás haciendo dieta cetogénica o simplemente controlando los carbohidratos densos, son la guarnición perfecta para la carne o el pescado.
Cuando nos fijamos en los micronutrientes, vitaminas y minerales, la cosa cambia:
Las setas son el único alimento del pasillo de las verduras que contiene vitamina D, ya que como nosotros, la sintetizan cuando están expuestas al sol. En algunos casos las setas cultivadas se exponen a rayos ultravioleta para aumentar su contenido en vitamina D. Ya sabes que si no te da suficiente el sol, necesitas vitamina D.
Por si fuera poco, las setas son ricas en selenio, un oligoelemento que es un potente antioxidante, y es el único alimento del pasillo de las verduras que es rico en vitamina D, esa que nos falta porque en invierno no nos da el sol lo suficiente.
Según un estudio de la American Society for Nutrition, los champiñones mejoran la respuesta inmunitaria porque hacen que aumente la producción de proteínas antivirales en tu organismo. También aumentan la maduración de las células dendríticas en la médula ósea, las fábricas de los antígenos que te protegen.
Los antioxidantes son las sustancias que neutralizan los radicales libres en tu organismo, esas moléculas que te oxidan y que en exceso te envejecen y producen enfermedades. Un estudio de la universidad de Penn State mostró que la capacidad de absorber radicales libres de las setas portobello era la misma que los pimientos rojos.
Las setas contienen grandes cantidades de vitaminas B, especialmente B2 y B3, que son esenciales para que tu cuerpo procese los carbohidratos y las grasas para extraer energía de ellos, es decir, ayudan a acelerar tu metabolismo. Con 100 gramos cubres entre la mitad y un tercio de tus necesidades diarias.
Un metaestudio comprobó que las setas disminuyen la incidencia de cáncer de vejiga, ya que son una fuente importante de selenio. Este mineral también es antioxidante y ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares.
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