Mantenimiento Transformer: los prescindibles del verano

alimentos prescindibles en verano
Los alimentos de los que debes prescindir en vacaciones, y cómo sustituirlos
La película “The Expendables”, con nuestro viejo amigo Stallone encabezando el reparto, se ha traducido en español como “Los mercenarios”. En realidad el título se refiere a esta panda de viejas glorias del cine de acción como “los prescindibles”, es decir, que pueden ser sustituidos.
Determinados alimentos de tu dieta de verano deben ser sustituidos. Comida trampa, bombas de azúcar, cocktails explosivos. No quiere decir que en ocasiones no termines picando aquí y allá (al fin y al cabo estás de vacaciones), pero si quieres mantenerte mejor durante estas semanas, es mejor que “los prescindibles” no se conviertan en la base de tu dieta.
Estos son algunos de los alimentos prescindibles, y lo que puedes comer (y beber) en su lugar.

Bebidas azucaradas y alcohol

No me cansaré de repetirlo: no bebas calorías. En verano tenemos más sed de lo normal. Si intentas aplacar tu sed con bebidas azucaradas, además de fracasar (el azúcar te provocará más sed aún), tu cuerpo entrará en una montaña rusa de subidas y bajadas de azúcar. Esto a su vez distorsiona tu percepción de la saciedad y el hambre, con lo que al cabo de una hora de beber ese refresco o cerveza, tendrás más hambre de lo normal, y estarás en peligro de comer más azúcar o cantidades más grandes.
Ante la duda, bebe primero un vaso de agua. O dos. Muchas veces también confundimos el hambre con la sed, y nos parece necesitar comida cuando simplemente estamos deshidratados. Después de beber agua, cuando no tengas más sed, disfruta si quieres de esa cerveza o esa copa de vino, o incluso un refresco, porque entonces es más probable que solo sea uno.

Patatas fritas y aperitivos salados

Quizá no lo sepas, pero las patatas fritas, doritos, cheetos y otros aperitivos salados están diseñados industrialmente  para que no puedas parar de comer hasta que la bolsa está vacía. Esa combinación de grasa, azúcar (o almidón) y sal no se encuentra en la naturaleza y los experimentos indican que afectan a nuestro cerebro, haciéndonos comer más.
Por si fuera poco, la combinación de estos aperitivos con bebidas azucaradas eleva aún más nuestra insulina, y nos hace desplomarnos en un sopor al cabo de una hora más o menos, tras lo cual volveremos a estar hambrientos. Si no quieres terminarte esa bolsa de patatas, no la empieces. En su lugar, busca comida de verdad. Unas aceitunas, mejillones, frutos secos (tostados sin sal), o incluso algo de queso o embutido, son alternativas mucho mejores para mantenernos saciados y evitar subidas y bajadas de energía.

Helados

Los beduinos toman té hirviendo para soportar mejor las temperaturas extremas del desierto. Según un estudio de la Universidad de Ottawa, cuando el clima es seco, la bebida caliente provoca sudoración, que es la forma natural que tiene tu cuerpo de enfriarse. Las bebidas y comidas heladas, curiosamente, pueden provocar el efecto contrario. Tu cuerpo intenta siempre mantener una temperatura constante en el interior. Cuando te enfrías por dentro, tu metabolismo se acelera para producir más calor.
Ojo, cuando el clima es húmedo, sudar aún más no sirve, así que es mejor que hagas como los japoneses.
Por si esto fuera poco, los polos, helados y batidos contienen cantidades ingentes de azúcar. Al estar muy fríos, notas menos el sabor dulce y tu cerebro tarda más en sentirse saturado. Un cuarto de litro de ese helado de chocolate con cookies (dos bolas) tiene 270 calorías y 25 gramos de azúcar (tres sobrecitos y medio). Además de provocarte sed, entrarás de nuevo en la montaña rusa del azúcar.
Igual que antes, bebe primero agua. Después, puedes decidirte por los helados sin azúcar, o los sorbetes y granizados, que suelen tener menor cantidad (son casi todo hielo).