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Entrenar con un chaleco lastrado


Quieres ponerte muy en forma y perder grasa, pero no te gusta el gimnasio. Un chaleco lastrado es la respuesta para ti.
Los infantes de marina hacen largas sesiones de entrenamiento con todo el equipo y armas a la espalda. Sin necesidad de alistarte, tú también puedes ponerte en la mejor forma de tu vida con un chaleco lastrado. Estos chalecos disponen de bolsillos que se pueden rellenar con barras de hierro o bolsas de arena, y así variar su peso desde un par de kilos hasta más de 20.
Si no te gustan los gimnasios, un chaleco lastrado es una buena inversión. Los beneficios son muchos:

  • Desarrolla fuerza, resistencia y potencia para todos los deportes
  • Ayuda a desarrollar fuerza explosiva
  • Incrementa la pérdida de grasa
  • Perfecto para aumentar la altura de los saltos verticales
  • Aumenta la densidad ósea


No todos los chalecos son iguales. Los modelos modernos son mucho más cómodos y seguros que los de hace unos años. Asegúrate de elegir bien:

  • Ajuste: debe quedarte como un guante, no quieres que se mueva. Debe ajustarse al cuerpo justo debajo del pecho.
  • Materiales: es asombroso lo rápido que se rompen los tejidos cuando los cargas con 15 kilos. asegúrate de que los materiales son de buena calidad y resistentes. Lo barato sale caro.

Cuando tengas el chaleco, no conviene entusiasmarse y ponerse a correr durante horas. El exceso de peso puede pasar factura a tus articulaciones en esfuerzos muy largos. El chaleco se debe usar en ejercicios controlados, de bajo impacto y explosivos. Los ejercicios en apariencia sencillos se convierten en todo un desafío cuando te pones encima unos cuantos kilos extra.

Subir escaleras


Sube un tramo de escaleras de una en una pero rápidamente, con pequeños saltos. Desciende y vuelve a subir, esta vez de dos en dos.

Saltos en el sitio


Flexiona las piernas y salta con los pies juntos lo más alto que puedas. Asegúrate de aterrizar suavemente flexionando de nuevo las piernas, como un gato.
Zancada búlgara

Adelanta un pie y pon el pie atrasado sobre una silla o un banco. Después flexiona la pierna adelantada hasta que el muslo quede paralelo al suelo. ¿Duele? Bien. Repite diez veces antes de cambiar de pierna.

Flexiones


Las de toda la vida, en el suelo, pero el chaleco les añade un poco más de interés.
Foto: atreq.com, Roguefitness

dariopes

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