Seguro que alguna vez has conseguido concentrarte tanto en algo que parece que lo haces sin esfuerzo. Eso es el estado de flujo.
Estás jugando al ping-pong, el partido está muy reñido. Entonces, sin darte cuenta, tienes un momento matrix. Parece que las pelotas se mueven a cámara lenta, juegas sin esfuerzo y perfectamente concentrado. Machacas a tu rival once a cero.
Estás preparando un examen difícil. Llevas horas mirando los libros y los apuntes sin ponerte a estudiar en serio, mirando el teléfono, la televisión, por la ventana, es decir, procrastinando. De repente dices “basta ya”, te sientas y empiezas a leer el primer tema. Después el segundo. Lo entiendes todo, lo memorizas todo, no te distraes. Cuando te quieres dar cuenta han pasado tres horas.
Enhorabuena, en ambos casos has entrado en estado de flujo (flow) ese estado de concentración máxima en el que todo parece más fácil. Todos los experimentamos alguna vez: los escritores inmersos en su nueva novela, los corredores de fórmula uno en la última vuelta, cualquier estudiante que clava un examen. En el deporte también se llama “la zona”.
Tu objetivo es que ese estado no ocurra por accidente, sino provocarlo tú, y poder entrar en flujo cuando quieras. El autor Mihaly Czikszentmihalyi lo explica en esta charla de TED y en su libro Fluir. Estos son algunos trucos para entrar en ese estado:
- La tarea tiene que ser un desafío. Si no es difícil, no te concentras.
- Define cuál es tu objetivo. Correr un kilómetro más, escribir dos páginas más. Cuanto más claro, mejor.
- Elimina distracciones. Ni televisión, ni Facebook, ni teléfono, ni otros pensamientos que no sean la tarea que estás haciendo.
- Controla el progreso. Lleva la puntuación del partido, pon en un montón aparte las lecciones que ya has estudiado, apunta cuántas flexiones has hecho. Ver lo que llevas hecho te impulsa a seguir.
- Disfrutas con lo que haces. Si sufres, no hay flujo.
Con un poco de práctica podrás entrar en esta zona tan especial siempre que lo necesites.