Sobrevive a la comida en Navidad


Abandona toda esperanza, porque el turrón acecha.
Llegas al trabajo, y hay una bandeja de dulces esperándote tentadora en recepción. En lugar de comer de tu tupper, tienes que ir a una comida de empresa. Visitas a unos amigos y te ceban con queso y vino. Llega la Navidad.
Te encuentras constantemente rodeado de delicioso chocolate, almendrados, mazapán, pasteles, asados, salsas, todo ello regado con abundantes licores y espumosos. Así hemos crecido, y es difícil sustraerse del espíritu glotón y orgiástico de estas fiestas que provienen de las Saturnales romanas.
El problema de la Navidad tanto el atracón de Nochebuena como el no parar de comer mucho durante varias semanas.  Igual que en las vacaciones de verano, el secreto no está en una disciplina férrea, sino en el control de daños. Sigue estos tres principios:

  • El gran enemigo es el azúcar. Evítala en lo posible. Si puedes elegir, elige el dulce que contenga más almendra y menos azúcar. Mejor el turrón duro que el blando. Mejor el chocolate oscuro que con leche.
  • Proteína sí, hidratos de carbono no. Bienvenido sea el marisco, pero cuidado con la mayonesa. Adelante con el cordero, pero deja las patatas en el plato. Acompaña ese besugo con brocoli o setas.
  • Si no quieres renunciar a nada, come la mitad. Ya metido en la terrible comida o cena de Navidad, haz un pacto contigo mismo y sírvete la mitad de todo. Un trozo de mazapán en lugar de dos. Deja la mitad de las patatas fritas en el plato. Come solo la mitad del pastel.
  • Mejor fermentados. Elige vino o cerveza, te harán menos daño que los licores destilados como la ginebra, ron o los malignos licores dulces, que combinan el alcohol con el azúcar.

Foto:  fesja