Los helados en verano


En verano relajamos las costumbres y nos damos algún gusto, como por ejemplo un helado. No te sientas culpable, pero no te pases.
La dieta se suele descontrolar un poco en verano. Comemos a deshoras, bebemos algo más de alcohol o nos olvidamos de comer. Con el calor que hace, resistirse a un suculento helado se vuelve misión imposible. Calma. No se trata de privarse, pero sí de hacer control de daños.
El calor es un peligro añadido. La sed muchas veces se confunde con el hambre, y comemos cuando en realidad deberíamos estar bebiendo agua.
Pero ya es demasiado tarde, cuando te quieres dar cuenta tienes un cucurucho en la mano a medio comer. Vamos a ver qué hay ahí.
Una bola de helado tiene el equivalente a cuatro sobres de azúcar y una cucharada de mantequilla. ¿Proteínas? muy pocas. Por su lado, los sorbetes y polos no tienen grasa, pero a cambio están igualmente llenos de azúcar.
Piensa que los helados no quitan la sed, sino que te producen más. Un truco: bebe dos vasos de agua antes de tomar un helado o un refresco. Tendrás menos sed, menos ansiedad, y más neuronas para pensar y pedir la bola pequeña en lugar de la copa suprema.
Si además consigues helados sin azúcar, pueden ser tu mejor opción para disfrutar sin remordimientos. Y recuerda que si vas a tomar dulces, es mejor hacerlo justo después del deporte para evitar que se conviertan en grasa.