Los antojos no solo son para las embarazadas. Si alguna vez has tenido la sensación de que necesitas comer chocolate, caramelos o patatas fritas, tu cuerpo te está enviando un mensaje.
Quizá sientas un impuso irresistible de ir a la máquina de la oficina y comerte un paquete de fritos de maíz. O te pases una mañana con la imagen de una hamburguesa en la cabeza. Los antojos son una forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que nos falta algo.
Los antojos se producen con más frecuencia en las mujeres embarazadas, y aunque no se conoce bien el mecanismo, se asocian a la carencia de un nutriente concreto. Pero no siempre lo que nos apetece es lo que necesitamos.
En la mayoría de los casos confundimos la sed con el hambre. Mucha gente pasa el día deshidratada. La primera medida ante un antojo es beber agua.
Superada la prueba, si el antojo persiste podemos analizarlo:
Chocolate
No quiere decir que tu cuerpo tenga un déficit de chocolate, aunque a mucha gente le gustaría que eso fuera verdad. El chocolate es rico en magnesio, y el antojo puede indicar una carencia de este elemento. Si comes chocolate, que sea negro y con bajo contenido en azúcar, pero hay mejores sustitutos, como las almendras, el pescado o las espinacas.
Dulces
Cuando te apetece algo dulce, puede ser que estés sufriendo subidas y bajadas de glucosa en sangre. Los dulces te proporcionarán un subidón de energía, para volver a caer en picado al cabo de unas horas. Es mejor que comas con más frecuencia y carbohidratos que se absorban más lentamente. El desajuste de azúcar se acentúa cuando falta cromo. Hay cromo en las verduras de hoja y en el hígado, pero no suficiente. Piensa en tomarlo como suplemento.
Salados
Si te mueres por unas palomitas bien saladas, puede que lo que tengas sea demasiado estrés. El estrés tiene trabajando constántemente a las glandulas suprarrenales produciendo hormonas, y llega un momento en que no funcionan a pleno rendimiento. Como estas glándulas también regulan el equilibrio de las sales, puede hacer que perdamos sodio. En un experimento, unos minutos de relajación y respiración profunda bastaban para reducir el antojo de saladitos. Para no perder sodio, conviene tomar además potasio. Que tu sal de mesa sea natural, no refinada.
Grasas
Cuando buscas con desesperación queso o fritos, puede que te falten ácidos grasos esenciales. Lamentablemente, en muchos casos no los encontrarás ahí, ya que nuestras dietas son deficitarias en Omega 3. También puedes tener deficiencias de vitaminas A, D, E y K, que son liposolubles, es decir, que se encuentran en las grasas, aunque los aceites refinados las hayan perdido. Toma frutos secos para conseguir grasas saludables y vitaminas liposolubles, o si no hay más remedio, suplementos.
Alcohol
El antojo de beber alcohol o drogas (como la marihuana), además de que son sustancias adictivas, está relacionado con la necesidad de más proteínas, calcio y potasio. La carne y el marisco te proporcionarán estos nutrientes, además de las legumbres y cereales integrales.
Foto: Jorgosphotos