Un arma secreta contra la grasa


No es un nuevo limpiador para la cocina, sino un descubrimiento que puede ayudarte con esa barriga.
Imagínate que se inventara una pastilla que hiciera que la comida, en lugar de engordar nuestros michelines, alimentara tus músculos. La pastilla no existe todavía, pero podemos convencer a nuestro cuerpo para que haga exactamente eso comiendo y haciendo ejercicio en el momento oportuno.
Primero, un poco de bioquímica.
Cuando comemos, la comida se digiere y termina transformada en glucosa en nuestro torrente sanguíneo para alimentar a las células. Cuando aumenta el nivel de glucosa en sangre, se dispara la secreción de insulina. La insulina a su vez activa una proteína de transporte llamada GLUT4 que se encuentra en las células musculares y en los adipocitos, las células de grasa. La proteína GLUT4, al activarse, abre una puerta en la membrana de la célula para que pase la glucosa a su interior.
Cuando hay exceso de glucosa en sangre (porque hemos consumido demasiados azúcares), la insulina se mantiene alta y la GLUT4 se encarga sobre todo de llevar la glucosa al tejido adiposo donde se convierte en ácidos grasos. Es decir, el exceso de azúcar alimenta a los michelines.

¿Cómo podemos desviarla para que alimente a los músculos? Haciendo ejercicio justo antes.
Se ha comprobado que las contracciones estimulan una mayor activación de GLUT4 en los músculos esqueléticos. Si hacemos ejercicio antes de comer, estaremos alimentando más a las células musculares y menos a las células grasas.
En su libro The 4-Hour Body, el autor Tim Ferriss recomienda hacer flexiones durante 90 segundos antes las comidas atracón. El entrenador Rusty Moore lo ha comprobado, y yo también. Antes de comerte esa pizza que sabes que te va a engordar, escóndete en los servicios del restaurante y haz 50 sentadillas, o 50 flexiones contra la pared. Merece la pena, y si alguien te descubre siempre puedes decir que te ha dado un calambre.

Parece contradictorio, porque lo normal es intentar «quemar» lo que has comido haciendo ejercicio después. Piénsalo de este modo: haces que tus músculos tengan más hambre, y cuando llegue la comida, se la robarán a la grasa.
Al revés también funciona. Todos los culturistas saben que  hay que tomar azúcares después de entrenar con pesas, para que la insulina envíe la glucosa a alimentar las células musculares que se están recuperando. Lo mejor es combinar una buena ración de proteínas (un batido proteínico, huevos, pollo) con zumos o frutas secas como las pasas o los orejones, y nada de grasas, que interfieren en la absorción.
Ojo, esto no es un cheque en blanco. Para quemar grasa corporal tenemos que consumir más de lo que comemos, calculando nuestro metabolismo basal y comiendo la dieta adecuada. Manejar los tiempos es una ayuda para que la grasa se vaya más rápido.
Una gran comida después del ejercicio y ejercicio antes de una gran comida. Sencillo, ¿verdad?