De vuelta al trabajo, olvídate del ascensor y verás el cambio. Esta vez no hay excusas.
Los propósitos de año nuevo son un timo. Los verdaderos propósitos los hacemos al volver de las vacaciones de verano, llenos de ideas y energía, y con ganas de cambiar. Durante los veinte minutos que dura este estado, intenta comprometerte a pequeños cambios, como los tres que te propongo esta semana.
Los pequeños cambios son los que nos transforman. No engordas por grandes comilonas, sino por este pequeño donut ahora, esa hamburguesa con patatas fritas después, esa diminuta chocolatina entre horas, todo eso acumulándose durante años.
Pero los pequeños cambios también funcionan para mejorar.
Si aún no he conseguido convencerte para que hagas ejercicio, ¿por qué no te olvidas del ascensor? Cuando tienes un trabajo de oficina, pasas horas y horas en una silla. De esa silla pasas al asiento del coche, y de ahí al sofá de tu casa. Solo con subir escaleras estás introduciendo un cambio a mejor, que acumulado en el tiempo puede tener efectos visibles.
Me pareció escuchar lindas excusas. Aquí hay respuesta a algunas de ellas:
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Muchas gracias por el mensaje, lo pondre en practica y revisare los resultados