Las vacaciones son para disfrutarlas, también comiendo. Elige bien en el chiringuito y además de disfrutar, te cuidarás.
En vacaciones la dieta se relaja, aunque también se puede ir de las manos. Esos excesos que antes te permitías una vez por semana se convierten en verano en un festín permanente que dura semanas semanas.
La clave es control de daños. No se trata de seguir una dieta espartana, sino de elegir bien lo que comes y minimizar los estragos que las vacaciones pueden hacer en tu cintura:
- El agua quita la sed: En esos días de calor, sudorosos, con la piel pegajosa y la boca seca, nada mejor que una cerveza bien fría. ¿Seguro? Mejor bebe agua primero para hidratarte y, después, tomarte esa cerveza. Te sentirás mejor, procesarás más rápido el alcohol y evitarás que una cerveza se convierta en dos o tres.
- Sardinas sí, gracias: En el chiringuito elige las sardinas a la brasa antes que los calamares rebozados, y los calamares rebozados antes que las patatas bravas. Compensa el arroz de la paella comiendo más pollo y nada de pan.
- Placer helado: Un helado es una bomba calórica llena de grasa y azúcar pero, por suerte, también tiene proteínas de la leche. Si puedes, elige helados bajos en calorías y tómalos después de hacer deporte. No los uses para quitarte la sed, solo te darán más.
Foto: danpeters